lunes, 23 de mayo de 2016

Un Barça muy sacrificado tumba al Sevilla en la prorroga y logra su 28ª Copa del Rey


El FC Barcelona se ha proclamado campeón de la Copa del Rey por vigésimo octava vez en su historia después de superar este lunes en la prórroga al Sevilla (2-0), rival que no supo aprovechar una hora de superioridad numérica tras la expulsión de Javier Mascherano en la primera parte y que fue ejecutado en el tiempo extra con goles de Jordi Alba y Neymar, todo bajo el gobierno de un excepcional Andrés Iniesta.

En una final que acabó pasada la medianoche, se medían dos equipos que aspiraban a su propio doblete y el premio fue para el Barça, que cierra otra gran temporada bajo el mando de Luis Enrique tras lograr el triplete en la primera. Por su parte, el Sevilla, que jugaba cuatro días después de conquistar la Europa League, encontró consuelo en los ánimos al final del partido de una afición entregada.

Dispuso Luis Enrique su once de gala y Unai Emery confió en los mismos hombres que habían conquistado la Europa League cuatro días antes, a excepción de la portería y de Iborra, que ocupó el puesto del sancionado N'Zonzi. El relumbrón de otro posible título pesaba más que las piernas de los sevillistas.

Gol 1-0 de Jordi AlbaLa primera media hora de juego, todavía con los 22 jugadores sobre el campo, resultó muy igualada, con los faros de ambos equipos, Iniesta y Banega, muy vigilados. Fue el manchego el más clarividente y quien procuró la primera ocasión del partido a Luis Suárez, que mandó fuera su volea, aunque fue el Sevilla quien estuvo a punto de adelantarse.

Coke, autor de dos goles en Basilea, estuvo a punto de repetir, pero le pegó mordido cuando tenía todo a favor para marcar casi desde el área pequeña. Un tiro lejano de Alves cerró el escaso bagaje de oportunidades hasta que llegó la que se presumía como jugada clave del encuentro y no acabó siéndolo. Iborra peinó una pelota y Gameiro la cazó ganándole la espalda a Mascherano, que casi le rompe la camiseta al francés con su agarrón. Expulsión clara.

A punto estuvo Banega de completar un minuto mágico para el Sevilla, pero Ter Stegen desvió con una gran estirada. Rugía la grada hispalense, barruntaba otro título, la balanza parecía declinarse del lado rojiblanco. Sin embargo, fue Piqué quien rozó el gol de cabeza rematando un córner al filo del descanso.

Rakitic fue la pieza sacrificada en el descanso por Luis Enrique para dar entrada a Mathieu y cerrar de nuevo la zaga. Del reajuste se aprovechó al instante Banega, que entró por la zona habitual del croata y descerrajó un tiro raso que se estrelló en el poste, la mejor ocasión de su equipo en la noche. Y al circo del entrenador asturiano enseguida le creció otro enano: Luis Suárez estiró demasiado la pierna en un control y se rompió una punta del tridente azulgrana. Y para Messi, chichón en la cabeza.

Media hora de partido por delante y empezó el previsible acoso del Sevilla a un rival mermado que sobrevivió apoyado en dos puntales: Piqué e Iniesta. El zaguero, hipermotivado toda la noche, se agigantó para achicar vías de agua, mientras que el centrocampista dio otra clase magistral de cómo mover a un equipo mimando la pelota. El Sevilla no disponía de ocasiones claras y Emery no se atrevió a meter a Konplyanka por Mariano hasta el minuto 80.

Y cuando ya se guardaban fuerzas para la prórroga, llegó la segunda expulsión de la noche. Banega, posiblemente en su última acción con la camiseta del Sevilla, zancadilleó a Neymar cuando se plantaba solo delante de Rico. No había goles, pero no dejaban de pasar cosas. Así que empezaba otro partido limitado en sus términos, diez contra diez durante 30 minutos, que se tiñó completamente de azulgrana con Messi repartiendo los goles.

El Sevilla sintió que había desperdiciado todo ese precioso tiempo en superioridad y el Barça experimentó el subidón del que ha vuelto de la tumba. Acabó arrollando a un rival que acabó con nueve por la expulsión de Carriço en el descuento de la prórroga y Sergio Rico le salvó de una derrota más abultada que, por otra parte, tampoco merecía.

Primero fue Jordi Alba (min.97) quien apuñaló por la banda izquierda aprovechando un excepcional pase interior de Messi y, con el Sevilla ya volcado, Neymar redondeó el marcador (min.120) y rentabilizó otra asistencia del argentino. El Barça encontraba premio a su resistencia numantina y sellaba el doblete en el mismo estadio donde perdió la oportunidad de repetir triplete.


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