miércoles, 25 de enero de 2017

Rafa Nadal vuelve a unas semis de Grand Slam tras deshacerse de Raonic en tres sets


El tenista español Rafa Nadal vuelve a estar cerca de pelear por un grande después de clasificarse este miércoles para las semifinales del Abierto de Australia, primer Grand Slam de la temporada, tras derrotar en un gran partido al canadiense Milos Raonic en tres mangas por 6-4, 7-6(7), 6-4, demostrando que por fin se acerca al jugador de antaño.

El balear, que no estaba en las semifinales de un grande desde su victoria en Roland Garros en 2014, jugó a gran nivel, sin perder en ningún momento su servicio y realizando un gran ejercicio mental ante el número tres del mundo para superar los momentos complicados a los que se tuvo que enfrentar, principalmente en el segundo set.

El exnúmero uno del mundo tendrá ahora que dejar fuera al búlgaro Grigor Dimitrov, verdugo del belga David Goffin, para jugar su cuarta final en Melbourne Park tras la exitosa de 2009 ante el suizo Roger Federer y las derrotas en 2012 y 2014 ante el serbio Novak Djokovic y el suizo Stanislas Wawrinka, respectivamente.

Nadal tenía claro cómo debía jugar ante el norteamericano, uno de los mejores sacadores del circuito y que, tal y como había anunciado el español, ejerce en todo momento mucha presión sobre su rival por su continua agresividad en la pista. Pero el balear desactivó el tenis del norteamericano con un impecable ejercio de solidez y temple.

El drive funcionó a la perfección, bien acompañado por su revés a dos manos, sobre todo cuando el rival se acercó a la red, y el saque también estuvo a gran nivel. El balear se pareció mucho a aquel jugador de antaño que sacaba mucho partido a su gran cantidad de golpes ganadores (40) con una enorme limitación de errores no forzados (21).

Además, las piernas y el físico no le están fallando en Australia y eso le permite ser siempre amenazante y poder llevar la iniciativa en los peloteos, casi siempre favorables cuando no lograba acortarlos un Raonic que no encontró la fórmula para resquebrajar la pétrea figura de su rival.

Sin embargo, Nadal siempre tuvo que estar en alerta y el guión podría haber cambiado si no hubiese mostrado nervios de acero en la segunda manga. El tercer cabeza de serie dispuso de hasta seis bolas de set, tres con 5-4 a su favor y otras tres en el tie-break posterior, pero no las aprovechó, principalmente víctima de los nervios en la muerte súbita.

El tenista español tenía claro que incomodar al resto para ganarse las pocas opciones que le concedería su rival y estar firme en el saque eran claves y lo demostró desde el inicio. Raonic no gozó de ninguna bola de rotura hasta el tramo final del segundo parcial y tampoco dispuso de ninguna en el tercero.

Nadal, en cambio, siempre sólido desde el fondo, estuvo al acecho. Sin dar concesiones, aprovechó su segunda oportunidad en el séptimo juego para lograr un break clave que supo gestionar ante el canadiense para ponerse por delante en el partido.

El norteamericano buscó la reacción en el segundo, donde incluso pidió un tiempo médico. El español empezó a cometer más errores y en esta ocasión no encontró ningún resquicio en el servicio de su oponente por lo que la igualdad se mantuvo hasta el 5-4.

Ahí comenzaron los malos momentos para el manacorí, que tiró de una fortaleza mental que antaño había quizás faltado. El canadiense se situó con un más que peligroso 15-40, dos bolas de set que el exnúmero uno del mundo levantó con calma, lo mismo que una más posteriormente.

Peor fue en el tie-break, donde el balear estuvo 4/6 abajo y la situación se presentaba más complicada, pero entonces el cañonero no supo dominarla, perdiendo una de sus dos bolas de set con una inoportuna doble falta. Aún tuvo una sexta y última, al resto, pero también la desperdició encadenando un carrusel de errores que le costaron el parcial.

El ponerse 2-0 alimentó la solidez del pupilo de Toni Nadal, que volvió a su versión del primer set, sin apenas errores no forzados. Raonic no cedió fácilmente, pero volvió a sucumbir a un momento de tensión, sacando para igualar a cinco. El manacorí se olvidó de todo lo pasado y se fue a por el partido sin miramientos cerrando su pase a su vigesimocuarta semifinal de un Grand Slam con un break en blanco.

Ahora, para alcanzar la final, deberá dejar fuera a un jugador al alza y que ha empezado muy bien el año como el búlgaro Grigor Dimitrov, dispuesto por fin a demostrar todas las esperanzas depositadas en él desde hace tiempo.

El decimoquinto favorito se proclamó campeón en Sidney y se mantuvo invicto en 2017 tras derrotar con solvencia al belga David Goffin en tres sets por 6-3, 6-2, 6-4. Nadal le domina en los enfrentamientos individuales por 7-1, pero el búlgaro se impuso en el último, en Pekín el año pasado por 6-2, 6-4.


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