Un comienzo pésimo de partido le cuesta al Barça la derrota en Florencia

El FC Barcelona volvió a saborear la derrota en pretemporada tras caer (2-1) este domingo ante la Fiorentina en el Artemio Franchi, un choque en tierras italianas en el que el conjunto de Luis Enrique pecó de falta de efectividad, sobre todo en una buena primera mitad, y volvió a dejar serias dudas en tareas defensivas.

Los de Lucho tendrán parece que encomendarse a la incorporación in extremis de Neymar y Messi, además de Dani Alves y Mascherano, para mejorar de cara al inminente estreno oficial. La Supercopa de Europa el 11 de agosto en Tiflis está a la vuelta de la esquina, tres días después será la de España y luego llegará la Liga, y el cuadro culé suma tres derrotas consecutivas en los últimos amistosos.

Con la ausencia de los futbolistas americanos y las lesiones o bajas de Adriano o Mathieu, el Barça probó alternativas en la segunda mitad después de unos primeros 45 minutos con la defensa empañando un buen ejercicio. Dos llegadas y dos goles de los de Florencia terminaron mandando en el penúltimo duelo, con el Gamper ante la Roma el próximo miércoles, antes de buscar dar continuidad al triplete.


El cuarto amistoso de los culé esta pretemporada, el primero en Europa después de la gira americana que terminó con derrotas ante el United y el Chelsea, tuvo dos partes bastante distintas. Los cambios en ambos equipos cambiaron la tónica en la segunda mitad. Antes, el Barça jugó quizá su mejor fútbol hasta ahora. Sin embargo, de nuevo aparecieron las malas decisiones en defensa, despistes que generan dudas.

Y es que el Barça tuvo la posesión y gozó de muchas y buenas ocasiones. La presencia por primera vez juntos en el once de Iniesta y Rakitic sin duda dio claridad extra al equipo de Luis Enrique. Además, la situación forzada por lesiones y ausencias de Sergi Roberto en el lateral derecho siguió dando sus frutos y Luis Suárez volvió a ver puerta.

Todo buenas noticias para los catalanes si no fuera por que en 10 minutos, en dos ocasiones más bien aisladas, la 'Fiore' se puso 2-0 arriba. Borja Valero, con caño a Busquets incluido, puso un centro medido al centro del área pequeña para que Bernardeschi batiera a Ter Stegen en el minuto 5 sin oposición. Instantes después llegó el segundo del delantero local, tras una jugada con pase atrás de Joaquín.

Dos nuevos toques de atención en defensa. El desacierto o la falta de intensidad en una zona vital que viene siendo el punto flaco de los de Lucho'en estas semanas de preparación. Superando el mal trago en especial del segundo gol, el Barça siguió a lo suyo, con mucha posesión y sobre todo presión, encerrando en su campo al conjunto italiano y gozando de muchas alternativas para ver puerta.

Las primeras ocasiones visitantes fueron para Rakitic, hasta que el croata decidió ser el asistente y dejó en bandeja a Luis Suárez el gol culé. El Barça reaccionó bien, apenas sumaban 17 minutos de partido, pero el dominio y las muchas ocasiones: Pedro, Alba, Suárez..., no encontraron la red de un inspirado Tatarusanu.
El ejercicio de superioridad azulgrana fue notable, pero también resultó serlo la falta de puntería. A nueve días de la Supercopa de Europa sin duda el cambio de chip se antoja vital en las filas catalanas. Meter el pie en defensa, rematar con convicción a la red como si de la final se tratase. Al final de la primera mitad terminaron pesando más los descuidos que el buen juego (1-2).

Tras el paso por los vestuarios, con cambios ya desde la reanudación, el duelo cambió de tono. El ex del Atlético de Madrid Mario Suárez hizo su debut con los italianos y su presencia ayudó a los de Florencia a sufrir menos en el centro. Bien es cierto que Iniesta fue sustituido en las filas del Barça y los cambios progresivos rompieron el encuentro.

Probaturas a la fuerza en las filas de Luis Enrique que tampoco se tradujeron en más goles. Sandro y Munir toparon con una Fiore más concienciada en evitar la sangría de opciones del rival. Pedro, que jugó los 90 minutos, siguió con sus destellos aunque sin premio. Igualadas las fuerzas, al Barça le faltó gasolina y pareció pedir a gritos la incorporación de Messi y compañía.


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