Derrota y plata de leyenda para las chicas del waterpolo

Estados Unidos destrozó a España (8-5), que pagó su falta de experiencia ante un rival que se había subido a tres podios olímpicos seguidos. Los brazos de las españolas se encogieron, las estadounidenses parecían gigantes y las de Miki Oca se bloquearon en ataque. El resultado final es abultado y poco meritorio por el brillante torneo que han realizado estas debutantes, cuya media de edad es de 22,6 años, y que han abierto la veda del waterpolo femenino con una histórica medalla.

 Las chicas no regalaron ni una sonrisa. Más tensas que de costumbre, conscientes de que era una final olímpica, disiparon los nervios cuando Jennifer Pareja convirtió el primer tanto del encuentro. Les costó a ambos equipos estar atinados en ataque. La defensa había sido la consigna de los dos técnicos. Estados Unidos tardó siete minutos en anotar su gol, en una superioridad que cazó Maggie Steffans, autora de 16 tantos antes de la final. El encuentro era una partida de ajedrez, nadie se despagaba y el tanteo era bajo. Pareja anotó el 2-1 al aprovechar España su tercera superioridad, pero Petri contestó con una vaselina que sorprendió a Laura y poco después Maggie Steffans puso por delante a las americanas (2-3).

A España le faltó fluidez y la boya americana logró frenar a Maica García. Las de Miki Oca se atascaron y Seidemann anotó el 4-2 en otra superioridad. Estados Unidos se distanciaba demasiado pronto. Maggie Steffans, para redondear la gran parte estadounidense, anotó el 5-2 tras ganarle una acción a la defensa de boya española. Justo en ese momento, critico, Oca pidió tiempo para cambiar el signo del encuentro. Pero España tardaba demasiado en crear los ataques y, sin segundos para desarrollar la jugada, sus lanzamientos eran forzados y ni llegaban a la meta defendida por Armstrong. Dos goles de doce remates lo resumen todo. Así, con el desconcierto español, se llegó al descanso.

España seguía bloqueada. No cambiaba el panorama. Maica García obstruida por la boya estadounidense. Un dolor de cabeza y determinante. La diferencia americana no paraba de crecer (8-2) y la final estaba decidida. La grada cantaba USA, el banquillo español era un poema, pero las guerreras del agua no se dieron por vencidas. Pareja, la veterana y la mejor ayer, marcó el 8-3. Y Espar, con su brillante derecha, acortaba distancias (8-4). Demasiado tarde, sólo quedaban cuatro minutos. Espar volvió a marcar (8-5) y Oca pedía más. No lo hubo. Estados Unidos ya era campeona.