La primera mitad fue igualada. Nagy, con lanzamientos desde
nueve metros, sustentaba a una España donde el principal recurso era jugar con
el pivote. Y es que Julen Aginagalde se mostró ayer imparable. Se despidió con
nueve goles y con la sensación de que si logran conectar con él, medio trabajo
está hecho. Maqueda fue el otro jugador destacado de cara a portería,
proponiendo soluciones cuando el ataque se atascaba. Con esos argumentos,
España mandaba al descanso (16-13).
La diferencia aumentó en la segunda mitad y llegó de la mano
de la seña de identidad de esta Selección, la defensa. Morros fue el jefe, pero
aportaron todos. Tanto para frenar a Nagy como para molestar en la circulación,
algo que se tradujo en continuos contragolpes. A los minutos finales, en los
que se sumó el recuperado Gurbindo, el encuentro ya estaba decidido, pero
España no bajó la intensidad consciente de que la diferencia de goles puede ser
clave para lograr un mejor cruce si hay triples empates.
Hungría 22:
Mikler; Harsanyi (1), Nagy (7), Csaszar (4, 2p), Ilyes (-), Ivancsik (2) y
Zubai (3) -equipo inicial- Fazekas (ps), Mocsai (2), Putics (3), Laluska (-),
Vadkerti (-), Schuch (-) y Lekai (-)
España 33: Sterbik,
Rocas (5, 4p), Maqueda (7), Guardiola (-), Morros (1), Cañellas (2) y Ugalde
(4) -equipo inicial- Hombrados (ps), Gurbindo (-), Víctor Tomás (3, 1p), Raúl
Entrerríos (-), Aguirrezabalaga (1), Sarmiento (1) y Aginagalde (9)
Marcador cada cinco
minutos: 2-4, 6-6, 8-9, 10-11, 12-13 y 13-16 (Descanso) 14-18, 17-21, 19-24,
20-26, 20-30 y 22-33 (Final)
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