Correa y Torres solventan la papeleta para el Atleti en Ipurua

El Atlético de Madrid ha vuelto este sábado al sendero de la victoria, tras caer en la última jornada contra el FC Barcelona, al derrocar la muralla de la SD Eibar (0-2) a base del descaro del internacional argentino Ángel Correa, que estimuló el juego del equipo rojiblanco y cocinó los tres puntos a fuego lento con un gol solo apto para genios y una asistencia al espacio para que Fernando Torres redondeara el marcador.

El tridente compuesto por Jackson Martínez, Luciano Vietto y Antoine Griezmann, que tan buenos resultados dio hace escasamente cuatro días en la victoria contra el Galatasaray en la primera jornada de la fase de grupos de la Liga de Campeones, no surtió tanto efecto en Ipurua, obligando a Simeone a cambiar de plan urgentemente para no poner en riesgo el tercer triunfo de la temporada.

Calificó José Luis Mendilibar al Atlético como un "grande que juega y corre como un pequeño". No falló la entidad del Manzanares a las virtudes que expuso en público el técnico de Zaldívar. Logró reponerse de un gran arranque del Eibar, que apretó con una elevada presión la salida del balón, y abrió con paciencia las líneas para rasgar las vestiduras del conjunto local.

La mejor versión del equipo de Diego Pablo Simeone llegó con el juego posicional del colombiano Jackson Martínez, un muro inabordable jugando de espaldas a la defensa. El cafetero presentó credenciales durante los veinte primeros minutos y fue el origen de las dos ocasiones más claras del Atlético en el primer periodo. Probó a Asier Riesgo con un disparo desde dentro del área tras una combinación con Juanfran Torres -que cumplía 150 partidos ligueros con la rojiblanca- y se convirtió en asistente de lujo para Vietto, que falló a puerta vacía.

La alta intensidad que imprimió el Atleti durante la primera media hora de partido desfondó al Eibar, que perdió fuelle y presencia en el terreno de juego al mismo tiempo que Antoine Griezmann asumía galones en la elaboración del juego en zona ofensiva. La insistencia del francés, en cambio, no fue suficiente para derribar la muralla del conjunto armero, muy ordenado tácticamente.

El cerocerismo en el marcador inquietó a Diego Pablo Simeone, que sacó el revólver para quemar dos cartuchos de golpe. Arrancó el segundo tiempo sentando a Jackson Martínez y a Luciano Vietto, tan voluntariosos como erráticos de cara a portería, y dando la alternativa a dos Torres, Óliver y Fernando.

Los dos tempraneros cambios anestesiaron a un Atlético que se durmió inconscientemente. Jugó a contracorriente de la propuesta del Eibar, que ganó peso gracias a la electricidad de Keko, excanterano colchonero, un puñal por la banda, y acumuló un sinfín de imprecisiones en la circulación del balón.

Agotó Simeone los cambios a media hora para el final, algo inusual en sus casi cuatro años en la dirección técnica, y se la jugó a una carta con Ángel Correa, un brote verde que crece a orillas del Manzanares. Con un solo minuto en campo, acompañó una patada a seguir desde la defensa y aprovechó una asistencia de Fernando Torres para amagar con el cuerpo, dejar sentado a Ramis y batir a Riesgo. El combo perfecto.

El argentino aprovechó su estado de gracia para gritar a Simeone que un internacional con la Albiceleste bien merece un puesto. Si el Cholo busca sociedades en ataque, el de Rosario evidenció una buena sintonía con Fernando Torres. 'El Niño', tras un gran desmarque al espacio, hizo bueno un pase filtrado de Correa para picársela por encima a Riesgo y traer la calma al banquillo del Atlético.

Apeló Mendilibar al orgullo y al espíritu combativo del Eibar y quemó las naves poniendo en liza a tres delanteros. Con más corazón que cabeza, los armeros no encontraron la manera de ver la luz al fondo del marco defendido por Jan Oblak, que dejó la portería a cero para infligir la primera derrota de la temporada al conjunto eibarrés.



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