sábado, 29 de septiembre de 2012

Las Palmas se alía con el cielo para amarrar un empate


La Unión Deportiva Las Palmas se alió hoy con el cielo para amarrar un valioso empate ante el filial azulgrana (1-1), que se había avanzado en el primer tiempo, pero que se vio perjudicado por una lluvia incesante que ahogó el juego azulgrana e hizo impracticable el partido.

Al contrario de lo que suele ocurrir, la tormenta no deslució el partido en los primeros 45 minutos, donde emergió el fútbol del Barça mientras el césped aguantó. Pero una vez el aguacero que cayó durante todo el día empezó a hacer estragos, el equipo insular arrancó un valioso punto cuando todo parecía decantado.

Saltaron ambos conjuntos al campo con sus segundas equipaciones, ya que, incomprensiblemente, la UD Las Palmas acudió a Barcelona solo con su indumentaria suplente, de color negro. De amarillo el filial, incluso pareció por momentos ser el equipo visitante.

Sergio Lobera, un técnico que durante nueve años entrenó en las categorías inferiores azulgranas, impregnó a los suyos de ese estilo marca de La Masia. Thievy a punto estuvo de aprovechar ese buen inicio, pero su magnífica vaselina se topó con el larguero.

La sorpresa duró apenas veinte minutos. El Barça B se asentó, recuperó el balón y empezó a generar ocasiones, comandado por su mejor tripleta atacante, la que forman Dongou, Luis Alberto y Deulofeu, hoy especialmente inspirados en el inicio.

Fue Deulofeu quien, antes del descanso, adelantó a los de Eusebio Sacristán con su cuarto gol en lo que va de curso. Tras una pared con Luis Alberto, encaró a Barbosa y su disparo se coló entre las piernas del portero (1-0). Unos minutos antes, a punto había estado de anotar un gol olímpico en un saque de esquina.

Tal como estaba el partido, con la lluvia espesando el campo y el equipo insular perdiendo fuelle con el paso del reloj, ese gol parecía definitivo para amarrar la quinta victoria consecutiva. El segundo tiempo fue impracticable, pantanoso, sin apenas acciones destacadas y menos fútbol aún.

Pero fue ese factor lo que entorpeció por completo el juego azulgrana e igualó las fuerzas. Ante la imposibilidad de mover el balón a ras de césped, la única oportunidad residía en balones aéreos o las jugadas a balón parado.

Y así fue. Chrisantus, que había saltado al césped en el segundo tiempo, voló entre las gotas de agua y conectó un remate de cabeza directo a la base del poste, inalcanzable para Oier (1-1).

Incluso el nigeriano y Momo, en una doble ocasión, pudieron dar la sorpresa, aunque el empate, el segundo consecutivo ante un rival de talla, ya fue un valioso premio para un equipo que busca abandonar la zona baja de la tabla y evitar sufrimientos futuros.

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