miércoles, 3 de octubre de 2018

Una exhibicion de Messi lidera el triunfo de un Barça superior en Wembley


El FC Barcelona ha ganado este miércoles al Tottenham Hotspur en Wembley (2-4) en la segunda jornada de la fase de grupos de la Liga de Campeones y sigue contando los partidos por victorias, al contrario que unos Spurs que siguen sin puntuar y que no salieron más heridos del espectáculo dirigido por Leo Messi por su buena fortuna.

Perdió el Tottenham y estuvo metido en el partido con el 2-3 --pese al 0-2 al descanso-- al marcar sus goles en lo que poco que produjo a nivel ofensivo y gracias a que Leo Messi estrelló dos balones en el palo nada más iniciarse la segunda parte que, de haber entrado, hubiera finiquitado el duelo mucho antes.

Un partido loco, con muchos goles y algunos de bella factura, emoción y dos equipos que lo dieron todo para llevarse el gato al agua; y éste maulló en tonos blaugranas. Messi se fue contento, con una master class más ofrecida y dos goles más que anotar a si ficha. Pero no sólo marcó y estrelló el balón al palo por partida doble, movió el balón y mandó como nunca.

El tempranero gol de Philippe Coutinho, como extremo zurdo y dejando su sitio en el centro del campo a un buen Arthur, que ofreció sus mejores minutos como blaugrana, dejó al Barça en una situación de privilegio. Le costaba al Barça marcar en la Champions lejos del Camp Nou, y el tanto del brasileño enseñó el camino a sus compañeros.

Llega el Barça a los 600 goles en la Liga de Campeones, y lo hace en un Wembley mágico donde ganaron la competición en 1992 y en 2011. Messi, clave en esta segunda cita, estuvo inconmensurable esta noche pero fue una labor coral bajo la batuta del '10'. El Tottenham, dolido por los dos golpes iniciales, estuvo roto y sólo reaccionó temporalmente tras sus goles, pero sin llegar a poder tutearse con su rival.

Abrió la lata Coutinho aprovechando una gran cesión de Jordi Alba, que recogió un pase largo milimétrico de Messi, y una mala salida de Hugo Lloris, que regresaba a los terrenos de juego tras lesionarse en agosto y pagó su falta de ritmo competitivo. Era el minuto dos, y en el '28 Ivan Rakitic se sacó una volea en el aire de la manga, bella y plástica como pocas y que entró tras dar en el palo, para ampliar el marcador.

Con posesión, temple y juego colectivo pero perpendicular buscando a Lloris, que tuvo que emplearse a fondo en un tiro lejano de Coutinho y en dos ocasiones seguidas de un Messi que seguía avisando de que no se iría sin marcar. Así llegó el Barça al descanso, y en la reanudación llegaron los palos del argentino para enmudecer a Wembley.

Pero el destino quería ver batalla sobre el césped londinsense, un terreno de juego en buen estado en las áreas pero dañado en la medular. Y así llegó el 1-2 que puso pimienta al asunto, por vía de un Harry Kane que en la jugada siguiente al segundo de los palos de Messi demostró su clase con un recorte en carrera sobre Semedo, al que sentó, y disparo con la diestra al palo largo de Marc-André Ter Stegen.

Entró el partido en una fase de idas y venidas, el Tottenham se creció llevado por los suyos pero echó en falta a Christian Eriksen o Dele Alli, ambos lesionados. En cambio, Messi a su más alto nivel hizo mejores a los Arthur, Coutinho o Suárez y decidió que tenía que tirar más del carro; y poco después del tanto local, la 'Pulga' abrió un balón a su compañero de fatigas Jordi Alba, que la centró, dejaron pasar el balón Coutinho y Suárez en un doble engaño y Messi, sólo, marcó a placer.

Parecía que ese 1-3 dejaba todo sentenciado, pero la fortuna se alió de nuevo con los Spurs cuando Clément Lenglet, que estaba cuajando un buen partido en el eje de la defensa blaugrana junto a Gerard Piqué, falló en un despeje y en la siguiente jugada desvió el disparo de Lamela engañando a Ter Stegen.

Con el marcador de nuevo más ajustado, el Tottenham de Mauricio Pochettino intentó ir arriba, presionar y encerrar al Barça, pero no sucedió lo planeado. Pudo Messi cerrar el partido antes con una salida alocada de Lloris fuera del área, que sólo un defensa remedió. Y en la montaña rusa que fue el partido, Lucas Moura pudo empatar pero Lenglet, por karma, desvió el balón a córner esa vez y no a su portería.

No sufrió el Barça, que supo juntar líneas y retener el balón, recuperándolo bien cuando estaba en posesión de los londinenses. Ter Stegen no tuvo trabajo para evitar ese empate que no llegó, y sucedió lo contrario.

Un robo y carrera de Alba por la banda, Suárez que la deja pasar y Messi, libre de marca, miró a Lloris cara a cara y le sentenció a él, a los Spurs y un partido alocado por la magia de Wembley. Un duelo que deja al Barça en el mejor de los caminos, tras ganar al PSV (4-0) en la primera jornada, y a los locales, con dos derrotas, preparándose para una machada para no ser eliminados en esta fase de grupos.


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