Ahí estuvo la clave, en la imprecisión en el ataque. Cada
pase fallado español (hasta 23 pérdidas de balón logró la asfixiante defensa
asiática) era aprovechado por las extremos para salir como balas sobre la meta
defendida por Silvia Navarro o Mihaela Ciobanu. Ya en el minuto 15 el marcador
reflejaba un preocupante 4-9.
Pero no fue el único recurso de las asiáticas. Cuando la
defensa española era capaz de obligar al ataque estático, menos veces de las
que hubiese sido deseable, aparecía la corpulenta lateral derecho Ryu, con
innumerables recursos en su disparo zurdo (9 goles).
Jorge Dueñas intentó la reacción dando el mando a Macarena
Aguilar, que aportó frescura, y defendiendo en adelantado con Eli Pinedo o
Vanessa Amorós. La variación permitió tener esperanza al descanso (12-16).
Ilusión que cayó tras la reanudación, donde la exhibición
coreana, muy superiores físicamente, fue total. Las españolas, por su parte,
fijaron a partir de ahí el objetivo, y en parte lo lograron, de recortar la
diferencia pensando en el golaverage, con Carmen Martín muy acertada desde los
siete metros (7 goles en total). Y es que la lectura más positiva es que esto
sólo acaba de empezar.
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